El jefe de la Policía Judicial e Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Julio César Martín, afirmó este martes que no tienen esperanza de que el levantamiento y la inspección del supermercado de Boadilla del Monte donde trabajaba María Piedad García pueda dar luz sobre la desaparición de la mujer, cuyo rastro se perdió hace más de siete años.
En la rueda de prensa sobre el balance de la Guardia Civil de Madrid en 2017, el comandante cree que el levantamiento de varias baldosas de eses establecimiento comercial ha sido ordenado por el Juzgado como «última gestión», pero no ha querido dar detalles de cuándo se realizará «para hacer las cosas con tranquilidad».
«Es una diligencia que ordena el Juzgado, pero no tenemos ni esperanza ni hipótesis ni creencia de que allí fuera la desaparición forzada y el homicidio», ha sentenciado. Los agentes ya inspeccionaron en su momento las cámaras de seguridad del local de Mercadona. Tanto ella como su expareja, que se ahorcó el día de la desaparición, trabajaban allí.
El Juzgado Número 5 de Móstoles ha emitido un auto que ha enviado ya al Instituto Armado en el que se ordena la búsqueda de pruebas en el supermercado. La mujer, de 31 años, fue vista por última vez la madrugada del 12 de diciembre de 2010 en una cena de empresa. Al término de la misma, su exnovio se ofreció a acompañarla a casa. Dos días después, el hombre, que trabajaba en el mismo supermercado que María Piedad, apareció ahorcado en El Escorial, por lo que se cree que se trataría de su desaparición esté relacionada con un caso de violencia de género.
La Guardia Civil y la Unidad investigadora se encargará de coordinar la recogida de pruebas, que consistiría en levantar una pequeña parte del suelo del almacén. Por su parte, fuentes de Mercadona han indicado a Europa Press que la empresa «colaborará con cualquier requerimiento» que «proceda del Juzgado o de la Guardia Civil» para ayudar en lo relacionado con la desaparición de la joven, como, aseguran, han venido haciendo desde que se produjo.
Desde su desaparición, la labor de los agentes es periódica, siguiendo las líneas de investigación abiertas. Entre otras tareas, rastrearon los márgenes del río Guadarrama, aprovechando el cauce del mismo, en busca de pistas.
Así, efectivos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) rastrearon el margen del río mientras la unidad canina hacía lo propio por tierra en un paraje ubicado aproximadamente a kilómetro y medio donde encontraron los restos de sangre de la víctima.