El Club Las Encinas de Boadilla, consolidado en la élite del waterpolo madrileño, sigue dejando huella en competiciones nacionales. En la actual Primera División Masculina, el equipo ha logrado encabezar su grupo en la primera fase, lo que le ha permitido disputar la Copa Federación, un certamen que reúne a los cuatro mejores conjuntos de la liga. La cita, celebrada los días 22 y 23 de febrero en Sant Feliu (Barcelona), ha servido para demostrar la solidez y calidad de una escuadra que se ha forjado con años de esfuerzo y dedicación.
En esta entrevista, Víctor Fernández Cuesta, capitán del equipo, ofrece una visión detallada sobre la evolución del club, los desafíos tácticos y estratégicos que enfrentan, y el sueño colectivo de ascender a la División de Honor. Con miras a profesionalizar la plantilla, el líder del conjunto comparte anécdotas y reflexiones sobre el camino recorrido y los pasos a seguir en un deporte que exige un compromiso constante tanto dentro como fuera de la piscina.
¿Cómo evalúas el rendimiento del equipo en la Primera División, habiendo conseguido la primera posición en vuestro grupo?
En general ha sido bastante bueno. Las expectativas al principio conllevaban incertidumbre, porque había mucho fichaje nuevo en el equipo y no sabíamos en qué posición nos pondría, pero partido a partido hemos ido sumando y nos fue bastante bien. Conseguimos al final esa primera plaza, que nos hace estar muy bien posicionados para la segunda fase.
¿Qué significa para ti y para el club haber clasificado para disputar la Copa Federación?
Es un orgullo, porque al final supone una recompensa por haber estado tanto tiempo entrenando y poder competir con los más fuertes de los dos grupos.
«La Copa Federación nos ha dejado un sabor agridulce porque teníamos las ganas y la capacidad para ganarla»
Esa copa (La Copa Federación) se ha disputado en Sant Feliu (Barcelona), este pasado fin de semana ¿cuáles han sido los mayores desafíos de jugar fuera de casa en un torneo de tan alto nivel? y ¿qué tal han sido los resultados?
No hemos tenido el resultado que esperábamos, porque íbamos con la mentalidad, las ganas y la capacidad de ganar el torneo. El primer partido no nos fue demasiado bien y en la lucha por el tercer y cuarto puesto jugamos mejor y ya conseguimos ser terceros. Tenemos un poco de sabor agridulce porque íbamos a por todo. Y luego, jugar fuera, ha sido toda una experiencia. Jugamos contra tres equipos catalanes, éramos los único de fuera y allí hay mucho nivel. Y así se ha demostrado. De cara a la segunda fase no sabemos lo que nos vamos a encontrar, así que tenemos que estar al 100% en cada partido y competirlos todos.

¿Qué aspectos tácticos y estratégicos han trabajado específicamente para afrontar el nivel de exigencia que supone enfrentarse a los cuatro mejores equipos de la liga?
Sobre todo hemos trabajado el defensivo, porque los otros equipos tienen grandes jugadores tanto fuera como en la olla y tenemos que planear buenas defensas para poder estar siempre dentro del partido. Obviamente también, el sentido táctico del ataque. Y otra cosa muy importante que estamos trabajando mucho es hacer piña, hacer equipo. Hay muy buen ambiente y eso, tanto en lo deportivo, como fuera, nos une mucho para saber que todos vamos a dar el 100%. Que cada uno de nuestros jugadores va a estar ahí por todos los demás.
«La constancia nos permite ahora jugar en otro nivel»
La trayectoria del club en la élite madrileña es notable; ¿cuáles crees que son los factores clave que han permitido a Las Encinas mantenerse a la altura durante tantos años?
Sobre todo la constancia. Ha habido momentos menos buenos y hasta este año se ha sufrido para subir a la Primera División. La constancia en el trabajo, día a día, con algunos problemas y circunstancias, porque no tenemos las mejores instalaciones, pero los compañeros y la constancia nos han hecho estar unidos y poder disfrutar y ahora jugar a un alto nivel.
¿Qué papel juega la experiencia acumulada en el equipo para aspirar a la fase de ascenso a la División de Honor?
Pues bastante. Somos un equipo que acaba de subir y tenemos compañeros que no tienen tanta experiencia. Así que, tanto el entrenador, como un par de jugadores, que hemos jugado en una categoría mayor, estamos aportando esa experiencia para que todos unidos evitemos que haya fallos en ese aspecto. Que no nos perjudique la inexperiencia.

¿Qué papel juega el cuerpo técnico en el día a día del equipo y cómo se trabaja la sinergia entre jugadores y entrenadores?
Es muy importante porque este deporte es muy duro y no siempre tienes ganas de entrenar. A veces no tienes un buen día y no te apetece meterte al agua. Así que, estar unidos, que mantenga al equipo unido y contento es muy importante. Ellos tienen un papel bastante determinante. Nosotros tenemos la suerte de tener un equipo muy amplio y con muchos jugadores en el que puede jugar cualquiera, por eso, ser entrenador es muy difícil porque tienes muchas posibles alineaciones y tienes que tener contento a todo el mundo. Su papel es determinante, como digo.
Entrenáis en el Club. ¿Cómo son los entrenamientos y el análisis táctico que hacéis día a día?
Sí, entrenamos en el club dos o tres veces por semana y luego intentamos hacer partidos con otros equipos de Madrid para medirnos y preparar las partes tácticas y técnicas. En los entrenamientos solemos tener la parte de natación, para preparar el fondo físico, después vamos al gimnasio y luego ya técnica y táctica. De natación tenemos una horita, de gimnasio otra hora, aunque pueden variar los tiempos en función de la carga o de sí hemos jugado partido. Y ya la en parte de propiamente de Waterpolo nos preparamos las tácticas. Practicamos lanzamiento, defensa y demás.
«Jugar con mis hermanos y mis amigos en torneos de alto nivel está siendo una experiencia inolvidable»
¿Podrías compartir alguna anécdota que haya marcado tu trayectoria como capitán y que resuma la esencia del equipo?
Más que anécdota, ser capitán supone una alegría porque con estos compañeros que tengo ahora, yo tuve estuve con ellos hasta los 18 años y luego me fui a otro equipo. La verdad es que lo echaba de menos. Entonces, este año, la posibilidad de volver a jugar con toda esa gente a la que yo echaba de menos y con los que he estado toda la vida y, además, poder competir a este nivel, ha sido muy gratificante.
Aparte, tengo la suerte de jugar con mis dos hermanos. Ya había jugado con uno, ya que al otro le saco cinco años y es eso. Jugar con mi gente, con mis hermanos y poder competir en torneos de alto nivel está siendo una experiencia inolvidable y gratificante.
«Como jugadores, sentimos siempre el apoyo del club»
¿Cómo describirías la evolución y el impacto del Club Las Encinas de Boadilla en el panorama del waterpolo madrileño?
Es bastante bueno porque hubo tiempos peores en los que desapareció, pero al final, hemos tenido la oportunidad de volver a ponerlo en marcha y crecer poco a poco. Ha sido en los últimos cinco años cuando hemos podido ascender a Primera y hemos llevado un buen trayecto en esta última etapa. Tenemos un gran apoyo también del club hacia nosotros y no es fácil estar ahí. Al final, lo que queremos es entrenar y jugar. Disfrutar y competir.
«Muchos equipos de waterpolo se disuelven por problemas económicos»
¿Hasta qué punto sois profesionales y lleváis una vida de deportistas como tal?
Estamos en Primera División, pero hay una categoría superior que es la División de Honor. Yo estuve ahí el año pasado en esa categoría, pero no compensa económicamente. Intenté ganar algo de dinero pero no compensa. Por obligación tienes que trabajar y luego, si quieres, jugar a esto. Lo estamos intentando profesionalizar y entrenamos entre dos y tres horas cada día y luego los fines de semana jugamos un partido en casa y otro fuera.

El mundo del Waterpolo, a este nivel, necesita cierto empuje de quien corresponda…
Sí, bastante, porque muchos equipos renuncian y se acaban disolviendo por el tema económico. Hay muchos chavales a los que los clubes no pueden pagar, y en otros casos, como yo, tienen que trabajar aparte de realizar este deporte. Si no tienes apoyo económico es entendible que quieras trabajar y ganar tu dinero. Así que muchos jóvenes buenos jugadores de Waterpolo, al final se deciden por otra cosa.
«Jugando al waterpolo he hecho amigos para toda la vida»
¿Cómo empezaste en el mundo del Waterpolo?
Fue a los once años en el Club Majadahonda. En principio no tenía claro qué hacer porque yo era el típico chaval al que le gustaba jugar al fútbol. Pero fue curioso porque mis dos hermanos siempre han tenido colesterol y les recomendaron este deporte porque es muy duro, conlleva mucho sacrificio y les iría muy bien. Empezamos así, convalidando fútbol y Waterpolo y vimos que nos gustaba más, así que llevamos once o doce años. Entrenando, jugando y muy contentos. Nunca me arrepentiré de esta decisión porque además he hecho amigos para toda la vida.
¿Qué proyectos de futuro tienes dentro de este deporte?
A corto plazo, disfrutar todo lo posible esta temporada. El sueño que tengo este año es ir a por todo, jugar los play-off de ascenso e ir a ganar. Y el año que viene, si nos dan la oportunidad y podemos subir este año, me gustaría profesionalizar al equipo, como te comentaba, y disfrutarlo.